sábado, 27 de octubre de 2012

Vincent y John Banville

"...Cuando contemplo mi cara en el espejo de esta manera pienso, naturalmente, en esos últimos estudios que Bonnard hizo de sí mismo en el espejo del cuarto de baño de su casa de Le Bosquet, hacia el final de la guerra, después de la muerte de su mujer - los críticos califican esos retratos de despiadados, aunque no entiendo por qué debería intervenir la piedad-, pero, de hecho, lo que más me recuerda mi reflejo, acabo de darme cuenta, es el autorretrato de Van Gogh, no ese famoso en el que lleva un vendaje, la pipa y el terrible sombrero, sino uno perteneciente a una serie anterior, pintado en París en 1887, en el que tiene la cabeza descubierta y lleva cuello duro, corbata azul Provenza y las dos orejas aún completas, y tiene aspecto de acabar de recibir algún tipo de golpe punitivo, la frente inclinada, las sienes cóncavas y las mejillas hundidas como de hambre; nos mira de soslayo desde el marco, con cautela, con iracunda premonición, esperando lo peor, como bien debería..."
El mar, de John Banville
Anagrama, 2005

5 comentarios:

Ana Márquez dijo...

Sí, es uno de sus autorretratos más impresionantes, sus ojos tienen la vaguedad del vencido y, sin embargo, aún no lo estaba. Aún no lo está. Un abrazo y gracias.

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

Egregio!

Lord Ch.

Laura dijo...

Muy interesante el blog! Y un adorado más que pintor, persona.
Felicidades por el blog!
Me hago seguidora!
Un saludo

amparo puig dijo...

Un artista de los pies a la cabeza, un incomprendido, un hombre que se creyó un fracasado. Me hago seguidora.