jueves, 3 de julio de 2008

pintar...




"...Quisiera pintar de manera que, en rigor, todo el que tuviera ojos, pudiera ver claro..."


Vincent a Theo
Arles, agosto 1888

8 comentarios:

Lucia Olazabal dijo...

muy muy bello.
insisto con rimbaud, que lo expresa mejor que yo.
"...se de cielos que estallan en rayos, se de trombas resacas y corrientes, se de el alba, exaltada al igual que un pueblo de palomas, y he visto algunas veces, lo que el hombre creyo ver..."
esta tarde, caminando por las sierras el paisaje era asi.

Anónimo dijo...

me mató el pajarito volando con viento a favor

tu fan

El Doctor dijo...

La costumbre borra el verdadero rostro de las cosas.Ver lo que tenemos delante de nuestras narices requiere una lucha constante.Dijo Oscar wilder:"El verdadero misterio del mundo es lo visible,no lo invisible."
Saber mirar,ése es el secreto.

Besos.

Anónimo dijo...

es increible, sigo mirando la pintura y el pájaro sigue suspendido en el aire, con un ala parece decir acá estoy yo y con la otra parece decir mejor me voy, no?

Yo Tu Fan Namber Uán

Morgana dijo...

Qué preciosidad, tanto el cuadro como la frase de Vincent a Theo...
Un beso.

S.B.S. dijo...

Imprescindible. Hay que saber mirar para pintar y también para ver en el lienzo hay que tener un tipo de vision especial.

Anónimo dijo...

Cuanta verdad hay en esa sentencia Csrolina. Parafraseando a Laszlo Mohonei Gabus, pintor hungaro del XvII, el color es intrinseco a la forma, ergo le pertenece en cuanto entra a formar parte del universo, la cosmgonía impetuosa del golpe maestro que causa la tensión, del color, claro. Y como bien dice el fan namber uán, a mi también me pudo el pajarito

saludos desde berlín

O. dijo...

Los impresionistas pensaron que el color era la forma en la que la luz se posaba sobre las cosas. Y cuando todo estaba a punto de desaparecer bajo el influjo de la luz y los pintores de lo vacío y bonito, los artistas salvajes y los rebeldes dijeron que las cosas tenían temperatura y movimiento y que se sacudían el color, lo transformaban, que las cosas eran a pesar de su apariencia, que existirían aunque no hubiera luz. Y pintaron cómo las cosas se rebelan contra la luz y el color, cómo se oxidan, se oscurecen o aclaran hasta la palidez; pintaron las cosas rebelándose, como hacen los mostruos conscientes contra su creador.
Los amarillos están incómodos entre los rojos, y establecen una batalla a muerte de la que surgen los naranjas; como el ramo de rosas de G. Durrel, matan a la margarita, cuando la margarita está sóla e indefensa.
Hace mucho tiempo que los artistas, como Van Gogh, no persiguen la belleza, sino que sucumben ante ella, como la margarita de Durrell.